
Solo espero que cuando todo esto pase, no nos olvidemos de Dios

En momentos tan sensibles y difíciles no nos olvidemos de Dios, sabemos que en este momento la humanidad está atravesando muchas pruebas y es cuando muchos de nosotros nos hacemos las siguientes preguntas:
¿Señor por qué están sucediendo estas cosas?
Nos ponemos realmente angustiados cuando vemos a un familiar que desgraciadamente se contagió con este virus mortal, sea tal vez un hermano, un padre, un hijo, una pareja o quizás una amigo muy querido.
Cuando suceden este tipo de cosas recién pensamos en Dios, algunos incluso llegamos a reclamarle “¡Dios por qué a mí!” y sin embargo no nos ponemos a reflexionar de manera consciente sobre cómo hemos estado viviendo y actuando en nuestras vidas.
No nos olvidemos de Dios
No renunciemos a nuestra fe en Dios, él es fiel. Debemos estar agradecidos todos los días y mostrar amabilidad. En la mayoría de las situaciones que enfrentamos, probamos a Dios y él siempre ha sido fiel, por lo que debemos aprender a decir gracias. Por eso les digo: no nos olvidemos de Dios.
El mejor antídoto para la queja es el reconocimiento. Vivir una vida de esperanza y amor por Dios debe ser nuestro objetivo. Da gracias a Dios por todas las cosas. Bendice a Dios por las cosas buenas y malas. Se generoso Expresa eterna gratitud a Dios.
Las personas incluso llegan a cuestionar su poder
Debes saber que cuando nos olvidamos de darle gloria a Dios, los susurros caen en su lugar y nos atrevemos a cuestionar su poder. Como si estuviéramos por encima de Jesús, aconsejándole que hiciera esto o aquello.
Dios no necesita nuestro consejo, sino solo que le agradezcamos, que lo adoremos en todas las circunstancias. La gloria le pertenece solo a Él.
Y surge esta pregunta: “¿Realmente te acuerdas siempre de Dios o lo haces solo en casos de emergencia o situaciones terribles como esta?
Dios en su infinita misericordia nunca nos abandonará a pesar que nos parezca que no tenemos salvación, el mismo nos dice en su palabra:
Salmos 55:16-18:
“En cuanto a mí, a Dios clamaré; Y Jehová me salvará. Tarde y mañana y a mediodía oraré y clamaré, Y él oirá mi voz. El redimirá en paz mi alma de la guerra contra mí, Aunque contra mí haya muchos”.
Salmos 34:6:
“Este pobre clamó, y el SEÑOR le oyó, y lo salvó de todas sus angustias”.
Como nos dice en su palabra, pidámosle, clamemos a él y nos responderá.
No seamos como todos los que se quejan y susurran, sino seamos de esos que siempre estamos agradecidos. Dios es bueno para nosotros y para siempre.
Sé que estos momentos son muy difíciles para todos, pero no nos olvidemos de mantener nuestra fe en él y veremos que las cosas se solucionarán más rápido de lo que imaginamos.
Que todas las bendiciones de Dios caigan sobre ustedes y sus hogares y que estos momentos sean propicios para reflexionar en el amor de Dios. Y ya saben, no nos olvidemos de Dios.
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